La calza muy ceñida, de elástico punto de seda, hacía que luciesen las bien modeladas formas de sus ágiles piernas musculosas a par que enjutas. Estas piernas abrazo, bien así como si abrazara las dos colunas de Hércules, con esta letra: Plus ultra; breves, elocuentes y sublimes palabras, que evocan en la mente de quien las lee la inmensidad del Océano, las islas y los continentes incógnitos, el nuevo mundo en suma, descubierto y dominado por la tenacidad, la osadía y la ventura de la hija de Iberia, la energía insolente de su mirar, su briosa apostura y el desahogo y la destreza conque manejaba y dominaba su fogoso caballo, que retenido por ella hacía piernas, se encabritaba impaciente y tascaba el freno, cubriéndola de espuma.